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¡Señores chalanes! ¡Por lo bajo! La clave para perder una categoría

 

Por Fernando Risso Montes

Quiero dedicar el presente artículo a mis amigos exhibidores de todo el mundo con quienes venimos compitiendo durante años y siempre con muestras de gran amistad a pesar de cualquier resultado. “Nunca olvidemos que cuando ganan los caballos que montemos es porque son muy buenos y cuando pierden es por culpa de nosotros mismos los jinetes”.

 

Cuántas veces hemos escuchado en nuestros concursos las frases: “señores mantengan sus cabalgaduras en pasollano”, “vayan por lo bajo”, “venimos repitiendo innumerables veces que luzcan sus caballos por lo bajo”, “no hay necesidad de apurar”, “¿están apurados?”. Otras famosas frases son: “no metan caballo”, “a la próxima te boto”, “no corten camino por los estribos”. La pregunta al presente artículo es: ¿por qué los exhibidores abusamos de este vicio que desluce la competencia?

 

Como exhibidor daré algunas ideas, realidades y experiencias que he vivido para luego dar algunas alternativas y una conclusión que pueda permitir erradicar este problema que a muchos jueces, criadores, expositores, espectadores y aficionados incomoda.

 

Para entender el problema debemos ponernos en la escena de la competencia en una “CATEGORÍA IMAGINARIA”. Una categoría se inicia cuando el comisario de admisión autoriza el ingreso a la cancha a todos los ejemplares luego de los 3 llamados de la mesa de conducción. Todos los ejemplares que ya fueron revisados por el veterinario se ponen en línea uno a uno para ingresar paulatinamente. Generalmente, al inicio el juez de turno se encuentra en la recta principal de la cancha para dar la primera mirada caballo por caballo. Esta etapa es muy importante porque el juez genera la primera valoración a través del “golpe de vista” llamado por algunos entendidos. Se trata también de captar la mayor atención al juez y público en ese pequeño momento. Es muy poco probable que se vea en esta etapa a un concursante  meter caballo o tapar a algún ingresante en aquel trayecto. Donde sí ocurre es en algunos países que capaz emocionados por ingresar al terreno de juzgamiento ignoran o desconocen de la importancia del “golpe de vista” del juez. En esta etapa usualmente se va en un aire bastante pausado.

 

Habiendo ingresado todos los caballos a la cancha, se cuadran delante de la tribuna oficial para ser revisados uno a uno sin moverse para que el juez evalúe su morfología y estado de presentación. Una vez observados todos los animales, se da la autorización para que salgan a caminar hacia la primera etapa de selección donde se definirá luego de 10 (diez) a 15 (quince) minutos en ambos sentidos los animales que hasta en un máximo número de 12 (doce) clasificarán. Normalmente en esta etapa los jinetes llevan sus animales en el mejor aire posible del pasollano. Nadie se tapa. Nadie mete caballo. Nadie se pega. Todos guardan distancia hasta en el extremo posible de detener algunos segundos a su caballo para tener mejor y mayor distancia con el caballo que va adelante, de tal forma que el juez lo observe más y mejor. Es raro que se corretee. Es raro que la cabina de transmisión llame la atención por la velocidad en esta etapa. Todo es muy ordenado.

 

Concluida la segunda etapa de selección, donde ciertos animales no clasifican y son retirados de la cancha, aparece el problema en cuestión. El juez ha separado uno por uno hasta un máximo de 12 (doce) animales que mejor considera han evolucionado durante la categoría. Por lo general el caballo que fue el primero en haber sido llamado tiene una ventaja frente a los sucesivos que lleguen a ser llamados. En sentido imaginario su nombre será el jinete “A”, el cual se encuentra detenido esperando más hacia la izquierda dentro del centro de la cancha.

 

Consecuentemente, luego de unos segundos ingresa el segundo animal clasificado conducido por el jinete “B”. En esta escena imaginaria puede ocurrir que el jinete “A” mire de reojo al jinete “B” y este devuelva la mirada hacia el primero generalmente en estado de ansiedad. El tercero, el jinete “C”, que está a la derecha del segundo se siente con posibilidades y sabe que si mete caballo y desacomoda al segundo puede ganar un puesto  y tener una posibilidad de apretar al primero. El cuarto jinete, llamémosle “D”, se siente resignado si se sentía primero de la categoría o victorioso si se sentía sin posibilidades dentro de la categoría. Personalmente, creo que de quinto hacia abajo les da igual, salvo que alguien se haya sentido favorito y reaccione con alguna cara de disgusto ante los jueces o autoridades.

 

Con todo este panorama, los jueces, algunos de forma amable y otros de forma autoritaria y amenazante, señalan que salgan en el orden tentativo inicial con distancia prudente entre caballo y caballo para poder observarlos en fila india y así comparar más de cerca a diferencia de la etapa anterior de selección. Es común escuchar en ese preciso momento: “Señores jinetes por favor vayan tranquilos”, “pasollano por favor”, “el que meta caballo lo retiro de la cancha”, “no se tapen entre ustedes”.

 

Con este preámbulo el jinete “A” que va primero empieza la marcha y va siguiendo las indicaciones al pie de la letra de lo dicho por el juez, pero intempestivamente en el segundo estribo o curva de su pausado recorrido empieza a sentir los pasos y resoplos de los animales que lo siguen. Pasan de seguirlo como en los primeros 10 (diez) segundos a perseguirlo como si lo quisieran alcanzar y sobre todo tiene al jinete “B” que va atrás, cerca de su grupa, merodeando algún paso en falso que pudiera dar. Con todo este escenario de adrenalina y tensión, el jinete “A” le empieza a exigir más a su caballo para que no lo alcance nadie, y queda confundido entre cómo debió actuar desde un principio, pero no hay momento para pensar ni reflexionar. Su actuar obediente tuvo la duración exacta de una curva y media y habrán sido unos 20 (veinte) metros en ese ritmo pedido por el juez porque a la segunda curva ya lo habían hecho apurar el paso sin que él quisiera. De pronto en esa fila india de animales apurados se escucha una voz que dice “¡¡¡PAREN, PAREN, PAREN POR FAVOR!!!” y el juez caminando por lo alto como lo hacían los propios caballos en la fila india se manifiesta y dice “¡HE DICHO: POR LO BAJO!, ¿NO ENTIENDEN?”. “¡Señor del primer lugar usted me está desobedeciendo y me está desordenando toda la categoría!”. “¡Señor segundo, usted está cortando camino y genera desorden también!”. “Bueno, un poco de orden por favor. Señores no quiero que corran! A ver por favor ahora señor que está cuarto pase un puesto por favor y sigan en ese orden”. El jinete “D” pasó al jinete “C” ubicándose tercero (¿POR QUÉ HABRÁ ESCALADO UNA POSICIÓN?). Empieza de nuevo el andar en fila india y en eso se ve que el ritmo de la prueba ha vuelto a tomar un andar apurado, pero el juez ya no quiere hacerse más antipático ante exhibidores y público en general con lo cual se abstiene a dar amenazas adicionales. En eso ve que ante las circunstancias y el devenir del ritmo coyuntural de la prueba existe un caballo del jinete “D” que pasó tercero y lo ve con ganas de caminar. El juez en su mente observa, piensa y evalúa internamente dentro de su ser: ¡Cómo se ha soltado! ¡Cómo ha ido a más! ¡Qué franqueza para caminar y con arrogancia! ¡Qué buen animal! El segundo animal del jinete “B” para estos instantes ya se encuentra cansado y no luce tan arrogante como en la etapa de selección. Unos segundos después, vuelve a escucharse una voz que dice, “¡PAREN!: Jinete “D” que va tercero pase segundo”. A lo lejos se escucha un grupo de 9 aficionados que aplauden y celebran la última acción del juez. El que iba segundo y ahora pasa a tercero que es el jinete “C” se resigna pensando ¿QUÉ HICE MAL?

 

Acto seguido el jinete “A” que va primero se encuentra pálido y empieza a manifestar un lenguaje corporal con síntomas de amenaza y temor de que algo malo puede ocurrir y presiente que el destino de la categoría podría tener un color oscuro. El jinete “D” que ha pasado segundo se siente en confianza y se dice a sí mismo, ¡esta es mi gran oportunidad y no la desaprovecharé!” Es la sensación de un boxeador peso pesado de haberle hecho dos knockouts en el primer minuto del octavo round a su contrincante y sabe que si le da dos golpes adicionales contundentes lo derribará sin problema.

 

El juez da la indicación que reinicien el recorrido, pero nuevamente anuncia que lo hagan por lo bajo, y se reafirma en el mensaje: “¡SEÑORES YA CORRIERON LO SUFICIENTE!” Pero lamentablemente no hacen caso y luego de 4 (cuatro) metros  el segundo caballo del jinete “D” sigue evolucionando a través de la aceleración que produce la coteja en fila india y va atropellando al primero que iba muy cadencioso y enérgico, pero ya algo fatigado. Definitivamente empieza a involucionar en vez de haberse ido a más como el caballo del jinete “D” que ha subido dos posiciones y se encuentra segundo. Momento propicio para escuchar el famoso: “JINETES QUE VAN DEL TERCERO PARA ATRÁS, VAYAN AL MEDIO DE LA CANCHA, CABALLOS DE LOS JINETES “A” Y “D” SE QUEDAN PARA DEFINIR EL FALLO”.

 

Es en ese preciso momento donde en algunas ocasiones pasamos a una cuarta etapa que le llamamos con algunos buenos amigos, la etapa de “UNA VUELTITA MÁS“. Es una etapa que de mis experiencias puede ser de tres maneras.

  1. Tanto primero y segundo van uno atrás de otro en una primera vuelta y luego el segundo pasa adelante. Generalmente el caballo que esta segundo supera al primero porque frente a la duda se aplica el tiempo y en este caso saca más ventaja al final. Sumado a las arengas que los 9 amigos vienen haciendo por el caballo “D” y la distancia de un caballo que ha sido mejor para ir por lo alto, hacen que pierda el que iba primero que es el caballo del jinete “A”.
  2. La segunda forma es que vayan y regresen uno por uno. Generalmente se inicia por lo bajo y a la vuelta van estirando hasta llegar por lo alto al lanzado. En esta etapa se despiertan muchas emociones, y el aplauso producto de la velocidad final del caballo, hace presión por el animal que debiera ser el ganador.
  3. La tercera etapa es la que van y regresan juntos inicialmente por lo bajo y luego se estiran al máximo. De igual forma que la anterior modalidad, generalmente gana el caballo que estira más y sobrepasa al otro. Toda esta etapa se centra en la parte cuando van por lo alto y casi nunca se da como motivo de victoria la primera pasada que es cuando van por lo bajo.

 

Independientemente del resultado final que haya sido en esta “CATEGORIA IMAGINARIA”, existen ciertas realidades que no debemos de dejar pasar y es importante nombrarlas:

 

  1. Existe desorden.
  2. A todas las etapas de clasificación se les aplican diferentes tiempos que muchas veces y en general son malinterpretados debiendo dejar por sentado como regla general que esta etapa debe de tener una duración precisa y definida.
  3. Los animales que ascienden puestos generalmente son por pruebas que se van extendiendo y producto de su facilidad para ir bien por lo alto y no por ser más naturales y cadenciosos. ¿POR QUÉ NO RECONOCER QUE SE NECESITA QUE LOS ANIMALES TAMBIEN VAYAN POR LO ALTO?
  4. Hay un doble discurso entre lo que se dice y lo que se hace. Se escucha mucho de parte de los jueces la palabra “¡¡¡VAYAN POR LO BAJO!!!” pero no se respeta. Ahora seamos sinceros y conscientes ¿POR QUÉ LA RESPETARÍA UN EXHIBIDOR SI A TRAVÉS DE HACER CASO OMISO E IR POR LO ALTO, SERÁ LA UNICA MANERA DE GANAR PUESTOS? La respuesta es obvia. La subida de puestos se da en muchos casos por desestabilizar al caballo de adelante. Un caballo que en la “CATEGORIA IMAGINARIA” iba tranquilo y por lo bajo se sintió desde la segunda curva atropellado por una fila. Esto hizo que poco a poco vaya apurando, y conforme en la coteja hubo ascenso de puestos productos de ese aire apurado, tuvo que ir rápido ante el temor de perder su primer puesto. ¿POR QUÉ SERÁ QUE LOS EXHIBIDORES NO PODEMOS CUMPLIR  LAS INDICACIONES CUANDO HAN SIDO TAN CLARAS?

 

Frente a estos problemas latentes y que sin ánimo de critica a la siempre difícil labor de los jueces, debemos hallar herramientas que ordenen esta coyuntura. Considero útil proponer que existan 4 (cuatro) alternativas integradas que podrían ayudar a ordenar lo relatado:

 

PRIMERA POSIBLE ALTERNATIVA:

Para la etapa donde los animales hayan sido clasificados, se pudiera establecer a través de la cabina de transmisión, una secuencia donde a través de un auto parlante con un locutor profesional regule todos los aires del PASOLLANO. Debe de ser en un tiempo de duración fijo para que sea más ordenado y justo para todas las categorías.

SEGUNDA POSIBLE ALTERNATIVA:

El juez debe de manifestar que el orden es tentativo e inicial. Ellos pueden sostener que quieren priorizar en esta etapa la elasticidad final de los animales, ya que si nos damos cuenta los animales han ido por lo bajo en la etapa previa de selección.

TERCERA POSIBLE ALTERNATIVA:

Siempre se dan las cotejas de menos a más en lo que a aires del pasallano se refiere, pero creo que no sería mala idea que luego del lucimiento que se da por lo alto en las mismas, haya una recta final donde el caballo vaya desacelerando hacia el PASOLLANO más lento posible, de tal manera que confirme su calidad como debe de ser y esto es en los aires más pausados.

CUARTA POSIBLE ALTERNATIVA:

Se debiera contemplar la idea también que en circunstancias especiales cuando se esté generando desorden, se solicite la presencia ocasional de un caballo que sea conducido por el comisario general en el primer lugar de la categoría y guiado por las indicaciones del juez para que siga los aires que éste último requiera. Con la finalidad que sea este primer caballo el que regule la elasticidad de esta etapa. Al tener un regulador o llamémosle  “CABALLO REGULADOR O CABALLO ARBITRO” hará que exista un mejor orden dentro de las competencias. Ensayar esta opción y que lógicamente el caballo se pueda diferenciar notoriamente del resto de animales en la competencia encontrándose con montura de trabajo, podría ser una solución viable en casos extremos de desorden.

 

Finalmente, creo que incorporando estas cuatro herramientas o algunas de ellas, podrían cambiar el panorama que venimos enfrentando donde no se sabe quiénes son los malos de la película. Personalmente creo que todos los actores del concurso debemos de dar un mejor comportamiento para la seriedad de los eventos que en los últimos años venimos pecando todos. Nuevamente, ensayar opciones no nos cuesta nada hasta que encontremos el mejor método para encontrar el mejor animal de calidad en la cancha de juzgamiento.